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Las exportaciones de China crecen un 6,9% interanual en el primer trimestre

Los analistas coinciden en que el repunte se debe a que los importadores intentaron adelantar los pedidos ante la inminente entrada en vigor de los nuevos gravámenes impuestos por Estados Unidos

El portavoz de la autoridad aduanera china, Lü Daliang, en una rueda de prensa en Pekín este lunes.
Inma Bonet

China ha reconocido este lunes que sus exportaciones se enfrentan a una situación “grave y compleja” por el endurecimiento de los aranceles por parte de Estados Unidos, pero ha defendido la solidez de su economía y su capacidad de adaptación. “El cielo no se caerá”, ha aseverado Lü Daliang, portavoz de la Administración General de Aduanas, durante la presentación de los datos comerciales del primer trimestre. Según su valor denominado en yuanes, las exportaciones chinas crecieron un 6,9% interanual entre enero y marzo (hasta los 6,13 billones de yuanes, unos 786.500 millones de euros), y se dispararon en marzo un 13,5% con respecto al año anterior (2,25 billones de yuanes, unos 288.500 millones de euros), su ritmo más rápido en cinco meses.

Las cifras, sin embargo, aún no reflejan el impacto completo de la guerra comercial iniciada por Donald Trump. Según distintos analistas, el repunte se debe en gran medida a una estrategia de las empresas, que intentaron adelantar los pedidos ante la inminente entrada en vigor de los nuevos gravámenes anunciados por Washington.

El dato de las exportaciones de marzo supera con creces las previsiones de los analistas, que esperaban un avance de alrededor de un 4%, después de un discreto aumento del 2,3% en enero y en febrero. No obstante, Julian Evans-Pritchard, economista jefe para China de Capital Economics, advierte en una nota informativa que, dada la coyuntura actual, “es probable que los envíos se desplomen en los próximos meses y trimestres” e incluso alerta de que “podrían pasar años antes de que las exportaciones chinas se recuperen a los niveles actuales”.

Por su parte, las importaciones retrocedieron un 6% interanual en el conjunto del primer trimestre, hasta situarse en 4,17 billones de yuanes (alrededor de 534.600 millones de euros). Como resultado, el volumen total de los intercambios comerciales entre China y el resto del planeta creció un 1,3% interanual en los tres primeros meses de 2025, y su superávit comercial se amplió hasta los 1,96 billones de yuanes (unos 251.300 millones de euros).

China es la única nación contra la que el presidente estadounidense mantiene prácticamente inalterada su ofensiva arancelaria a gran escala — Trump decretó el pasado miércoles una tregua de 90 días para el resto del mundo—. Pekín ha ido respondiendo a todos y cada uno de los golpes que la Casa Blanca ha anunciado desde febrero, y actualmente aplica un arancel del 125% sobre todos los productos procedentes de Estados Unidos. Además, ha ampliado su lista de empresas “no fiables”; restringido las exportaciones de tierras raras; impuesto controles sobre varias firmas por el posible doble uso militar y civil de sus artículos, y asegurado que reducirá el número de películas importadas de Hollywood.

El domingo, el Ministerio de Comercio chino valoró como un “pequeño paso en la dirección correcta” la exención arancelaria sobre la electrónica anunciada por Washington. Horas más tarde, el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, aclaró que era “temporal” y que “pronto” los teléfonos móviles inteligentes, componentes para ordenadores y semiconductores contarán con un arancel específico.

El subdirector de Aduanas, Wang Lingjun, reiteró esta mañana la idea expresada por el presidente chino, Xi Jinping, de que “no hay ganadores en una guerra comercial” y que “el proteccionismo es un callejón sin salida”. El portavoz Lü, por su parte, enfatizó que China cuenta con un mercado interno “vasto y resiliente” que “proporciona un respaldo estratégico sólido”. Sin embargo, el mencionado descenso de las importaciones refleja tanto la debilidad de la demanda como el impacto de las restricciones ya impuestas por Pekín a ciertos productos estadounidenses.

Pese a la caída, las autoridades chinas insisten en el potencial del país. “Hemos hecho progresos constantes en la diversificación de los mercados y en el fortalecimiento de las cadenas industriales y de suministro”, afirmó Lü. También aseguró que China es el segundo mayor importador del mundo, con una cuota global del 10,5%, y defendió que su mercado interno continúa ofreciendo “grandes oportunidades” para las empresas extranjeras.

El cambio de panorama provocado por la crisis arancelaria también está obligando a redibujar las rutas del comercio chino. En el primer trimestre, las ventas hacia la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) aumentaron un 7,1% interanual, mientras que los intercambios con los países de la Nueva Ruta de la Seda crecieron un 2,2% en el mismo período, llegando a representar el 51,1% del comercio exterior chino. Cabe aclarar que los países de la ASEAN también forman parte del macroproyecto de infraestructuras con el que China aspira a conectar Asia, Europa, África y América Latina. Algunos expertos coinciden en que en los próximos meses podría producirse un incremento de los envíos indirectos hacia Estados Unidos a través de terceros países.

Con la Unión Europea, el segundo mayor socio comercial del gigante asiático después de la ASEAN, el comercio aumentó un 1,3% interanual entre enero y marzo y, con Estados Unidos, un 4%, “a pesar del abuso de aranceles por parte del Gobierno estadounidense”, ha indicado la Administración General de Aduanas de China. Desde ING señalan que “los importadores estadounidenses probablemente adelantaron los pedidos” ante la imposición inminente de los gravámenes, pero consideran que “la solución tendrá un recorrido limitado”.

Los economistas prevén que la combinación de barreras comerciales y un entorno externo más hostil estrechará el superávit chino en los próximos años y que China intentará amortiguar el golpe con medidas de estímulo al consumo interno. Pero desde Capital Economics vaticinan que, sin reformas estructurales que reduzcan la elevada tasa de ahorro, el superávit seguirá siendo considerable y, por tanto, continuará generando tensiones con muchos de sus socios comerciales.

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Sobre la firma

Inma Bonet
Es la colaboradora de EL PAÍS en Asia desde 2021. Reside en China desde 2015, primero como estudiante de chino y de un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BFSU), y luego como periodista. Antes de unirse a este diario trabajó en televisión y radio.
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